Matrimonios Autosuficientes

Hay generación limpia en su opinión, Si bien no se ha limpiado su inmundicia. Hay generación cuyos ojos son altivos, Y cuyos párpados son alzados. Proverbios 30:12-13

El mundo y la sociedad actual describen al matrimonio exitoso como aquel en el cual el esposo tiene una profesión y un trabajo que le produce bastante dinero, donde la esposa se puede dar el lujo de quedarse en casa a cuidar a los hijos, donde el éxito se mide de acuerdo a lo que tienen –material y económico- y a lo que se ve –casa, carro, ropa, viajes, etc.- mas que a la condición de su corazón, de su relación personal con Dios. Desgraciadamente para muchos matrimonios cristianos que han caído en esa trampa de la ilusión del mundo, el hecho de dedicar su juventud a amasar riquezas produce un desapego a Dios y un espíritu independiente de Dios y su voluntad para sus vidas.

Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan que he menester; No sea que me harte, y te niegue, y diga, ¿Quién es Jehová? O no sea que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios. Proverbios 30:8-9

Hay matrimonios que ponen todo su empeño en vanidades. Las apariencias, las cosas vanas, lo que no edifica, lo que no es trascendente. Lo que apacigua el ego pero no perdura. Con esto no quiero decir que los matrimonios cristianos deben de ser pobres, pues Dios bendice a sus hijos algunas veces con riquezas. Sin embargo sabemos porque Jesús lo dijo, que es muy difícil que los que ponen su fe en las riquezas y lo que estas puedan comprar, entren al reino de los cielos, por lo tanto, no podemos enamorarnos de las riquezas o de las apariencias porque es vanidad que no deja nada para el reino de Dios. Cuando invertimos nuestra juventud en servir a Dios como matrimonio, como familia cristiana, siendo luz en la sociedad, en el trabajo, en barrio o vecindario donde Dios nos puso, estamos siendo matrimonios y familias cristianas de impacto. Orar por tus vecinos, por los amigos inconversos de tus hijos, por tus amigos inconversos, por los matrimonios que conoces, servir a Dios en lo que el disponga, ser dependiente de Dios al grado de saber que las riquezas son solo añadiduras, Repito, sólo añadiduras. No son la meta, ni el objetivo de la vida. La meta y el objetivo del matrimonio cristiano es ser UNA LUZ DE ESPERANZA para el mundo en tinieblas. Y no esperanza en riquezas, éxitos profesionales, vanidades. Esperanza de vivir con Cristo Jesús como Cabeza del matrimonio y la familia, con grandes luchas pero siempre viendo el poder de Dios manifiesto en nuestra vida, matrimonio, pruebas, etc. El matrimonio Cristiano verdadero es aquel que porque sabe en quien han creído, se toman las manos y oran juntos, y se ponen de acuerdo en todo. Es el que ha fundado su casa en la Roca, y su esperanza esta puesta no en el trabajo, ni en el dinero, ni en las escuelas de paga, ni en los automóviles ultimo modelo. Es el que ve todas esas cosas como simples vehículos de sobrevivencia, pero que sabe que la Vida en si misma proviene de Dios, y que si estamos vivos es por El en nosotros. Es el que ha vivido las pruebas y las ha sobrevivido gracias a la Gracia de Dios. Es el que reconoce que somos vulnerables, que podemos caer, que podemos perderlo todo en un instante, y aun así, Dios nos levantara otra vez. El matrimonio que ama a Dios y depende de Dios para todo, que sirve a Dios y que busca a Dios como fuente de sabiduría, de decisiones, de poder, de amor, de unidad, de gozo y de todo lo bueno, es el matrimonio que Dios tenia planeado desde el principio, y que Satanás el envidioso robó, y sigue robando a Dios. Que el Señor Jesucristo le reprenda de cada uno de los matrimonios cristianos que lean esto, que Dios prepare un avivamiento de matrimonios cristianos que tomen la decisión de ser luz en las tinieblas, de no adaptarse al mundo y lo que el mundo ofrece, de no amoldarse a las maneras del mundo, de ser diferentes por el simple hecho de ser una representación realista del matrimonio que DIOS tenia planeado desde el principio. Matrimonios dependientes de Dios, de acuerdo en Su nombre, con pruebas y luchas pero siempre en victoria. Matrimonios honestos, transparentes. En el poderoso nombre de Jesucristo nuestro amado fundamento, la roca con la que edificamos nuestra casa, amen y amen. .

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