Se debe alabar al Señor en forma audible. La alabanza no es alabanza hasta que se exprese en voz alta (Salmo 26:7). Cuando le enseñábamos a nuestro hijo Joel a ir al baño, lo alabábamos como refuerzo positivo para indicar la satisfacción que nos daba su uso del inodoro. Si tan sólo lo hubiéramos mirado pensando en su desempeño, se hubiera quedado en pañales mucho más tiempo. Al expresar nuestra admiración, invocamos el instrumento de la alabanza y él respondió de modo favorable. En realidad no se alaba al Señor hasta que se alabe en voz alta. Lo que se piensa de Dios debe ser audible antes que se considere alabanza.
La alabanza debe ser manifiesta. La alabanza que no es audible, debe ser visible. La alabanza puede ser hablada, o se puede expresar por los movimientos del cuerpo.
Por eso la danza es una forma apropiada de alabanza. Algunas personas consideran que la danza no es una forma válida de alabanza, pero un vistazo a cualquier concordancia demuestra que la danza se encuentra en varias partes de las Escrituras, por ejemplo, en Éxodo 15:20- 21; 2 Samuel 6:14-16; Salmos 30:1 1; 149:3; Hechos 3:8.
El valor de la danza está en la acción física que exige. Requiere que se pongan a un lado las inhibiciones y se haga uso de todo el cuerpo. El apóstol Pablo hizo una declaración que aclara esta verdad. Dijo: “No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual” (1 Corintios 15:46, NVI). Primero es lo natural, luego lo espiritual. Se debe iniciar una acción física para conocer una acción espiritual subsecuente. La meta es la acción en el espíritu, pero a veces no se logra hasta que se ponga en acción el cuerpo; de allí el valor del levantamiento de las manos, la inclinación, la danza, etcétera.
El Señor dice que hay que amarlo de todo corazón, alma, mente y fuerzas (Marcos 12:30). ¿Cuántos han deseado poder expresar su amor al Señor de manera más abundante, incluso con todas las fuerzas? La danza es un medio para lograrlo. David danzaba delante del Señor con mucho ánimo porque era la única manera de poder dar completa expresión al corazón. Si alguien quiere alabar al Señor con toda su fuerza en la congregación, no se debe acostar en el suelo y hacer flexiones de pecho, pues esa no es la forma bíblica de alabar a Dios con toda la fuerza, pero la danza sí. El hombre es una criatura muy física, y el Señor se complace cuando los creyentes lo alaban con todo su ser: espíritu, alma y cuerpo.
Algunos pastores temen permitir la danza en sus iglesias porque creen que se perderá el control; pero ¿hasta dónde los ha puesto la conservación de tradiciones en el pasado? Es más fácil contener a un fanático que levantar un cadáver. A demasiados santos de Dios se les ha impedido la entrada a una experiencia más profunda en el Señor, sólo porque los pastores no estaban dispuestos a iniciar una acción física. Tengo una advertencia fuerte para los que no danzan o quisieran desanimar a los que lo hacen: Cuídense de lo que dicen en contra de la danza. Si Dios está en ella, nadie prosperará hablando mal de ella. Hay que aprender la lección de Uza, quien tocó el arca de Dios y murió. Hay que tener cuidado de no tocar nada que sea de Dios, porque algo morirá en el espíritu del que trate de detener lo que Dios hace.
La danza no tiene valor en sí, pero la acción espiritual que puede producir es valiosa. Por lo general, si el creyente se abstiene de acciones físicas delante del Señor, es una señal de que también se abstiene de acciones espirituales delante de Él. La intervención de Dios se ve impedida por las reservas del espíritu. Si el creyente retiene la alabanza en el corazón, limita el movimiento de Dios en medio de él; pero si quita los impedimentos físicos y es bastante sencillo para danzar delante del Señor con todas sus fuerzas, descubrirá que las barreras espirituales también desaparecerán, y Dios tendrá mayor libertad de acción en él.
La aclamación también es una forma de alabanza. Las Escrituras exhortan a “aclama[r] a Dios con voz de júbilo” (Salmo 47:l). (Véanse los Salmos 66: 1; 8 1: 1; 95:1-2; 98:4-6; 1 00: l). La palabra hebrea hilel, de donde procede “aleluya”, significa "gritar en voz alta o dar un grito, especialmente un grito de alegría”.
Los Israelitas eran famosos en Canaán por su grito de combate . Cuando alzaban la voz para gritar, el enemigo comenzaba a temblar de miedo. Ellos sabían bien lo que el grito representaba y como, comenzando en Jericó, ese grito de batalla inició la victoria de Israel. Era un grito de alabanza. Es un triste día para la Iglesia cuando el grito de alabanza ya no se oiga.
Hablar en lenguas es una manera hermosa de alabar al Señor Cuánto se aprecia el precioso don del bautismo del Espíritu Santo que Jesús le dio a su Iglesia, junto con la señal de hablar en lenguas.
El creyente halla una liberación muy grande o puede expresar sus alabanzas al Señor, directamente de su espíritu a Él. Los que todavía no han tenido la experiencia de hablar en lenguas deben desearla de veras. La alabanza carecerá de cierto dinamismo y flujo hasta que el creyente conozca la bendición de la alabanza en otras lenguas bajo la dirección del Espíritu.
No importa cuándo, dónde, ni cómo se alabe al Señor, hay que lo con todo el ser (Salmo 103: l). En Marcos 12:30 Jesús destacó el mandamiento más importante de todos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Este es el pináculo de la alabanza: amar y alabar a Dios con todas las fuerzas del ser completo del creyente.
A menudo, al cantar el Salmo 103:1, he observado personas que cantan sin convicción las palabras: “Y bendiga toda mi ser su santo nombre. “Ya es hora de que se deje de usar expresiones gastadas en la alabanza, y se comience a reforzar las palabras con movimientos físicos que reflejen el corazón rebosante de alabanzas. En esto se resume la alabanza, en que se haga con todo el ser.
3.Cánticos de acción de gracias (Sal. 23; 30; 32; 34; 40: 2-11; 66; 92; 107; 116; 138; 139; 146).
4. La alabanza o himnos (Sal. 8; 19; 29; 33; 104; 105; 113; 114; 117; 135; 136; 145-150).
5. Salmos reales (Sal. 2; 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 144).
Como el salmo 100 es un himno, vendría a ser un canto comunitario y litúrgico por excelencia. Entonada por una comunidad abierta, que invita a todos los hombres a tomar parte de la alabanza divina. "Posiblemente en sus orígenes fue cantado antifonalmente. Cuando la procesión llegaba a las puertas del templo, el coro de levitas cantaría los versículos 1-3a, a cuya convocatoria respondería el pueblo con las 2 frases siguientes del v.3b. Reanudando el coro su canto con el v.4 y posiblemente concluirían todos juntos cantando el v.5 frase litúrgica y generalizada" Al parecer el "templo fue el centro de la vida religiosa y nacional. Toda la vida giraba alrededor del templo por que era la habitación de Dios. Dios vivía en ese lugar sagrado, y allí tenia su trono. Teniendo una idea antropofórmica de Dios, ellos creían que el oído de Dios estaba allí para escuchar cuando sus alabanzas resonaban en el santuario, y decían que el corazón de Dios se regocijaba al escucharlas. Los cultos de adoración comenzaban habitualmente con un himno procesional al pie del monte Moriah, sobre el cual estaba edificado el templo. Mientras que los adoradores escalaban la colina, el coro prorrumpía a cantar"
Efectivamente, la alabanza a Dios es un tema verdaderamente maravilloso dentro de la vida del pueblo de Israel. El A.T da evidencia clara que los israelitas tenían bien en claro este tema. No se puede imaginar al pueblo Dios sin la manifestación de este acto en su vida.
G. Klingbeil menciona "la música fue utilizada como ayuda nemotécnica (como se refiere en Dt. 31:19, donde la historia del Éxodo debía ser enseñada a los israelitas mediante la composición de un cántico) como medio de alabanza en templo (1Cron. 6:31). "Los hebreos cantaban los salmos repetidamente para gravar en la mente las enseñanzas y doctrina del Dios de su país. Era una parte vital considerada como arte divina; un trabajo designado a hombres dedicados y consagrados."
Por ello, la alabanza se encuentra muy arraigada en el reconocimiento de la soberanía y misericordia de Dios. Precisamente esta es la invitación que tenemos de parte del salmista.
La Danza
La danza no tiene patrones rígidos, es un arte que se crea en el fluir del Espíritu Santo. Mover los pies o el resto del cuerpo en forma rítmica -generalmente al son de la música-, dar vueltas, saltar, etc., son modalidades de la danza. No obstante, la danza, tiene una serie de significados en sus movimientos con un sustento bíblico. Entre algunos de ellos:
Antiguo Testamento
Chul-chil: Dar vueltas, remolinear (Jue 21:3-21).
Machowl: Danzar en círculo (Sal 30:11; 149:3; 150:4; Jer 31: 4,13).
Pazas: Brincar, ser ágil, saltar, danza en hileras, coreografías, campo de batalla (2 S 6:16).
Nuevo Testamento
Hallomai: Brincar, saltar (Hch 3:8).
A través de la danza el ser humano puede ingresar a diferentes esferas en el área espiritual:
Para ganar territorio al enemigo (Sal 149).
Para atraer la presencia del Señor en medio de su pueblo (2 S 6:14,21).
Desata el gozo en el pueblo de Dios (Ex 15:20-21).
Alaba a Dios (Sal 150:4).
Instrumentos que acompañan a la danza
Pandero:
Usado como instrumento para alabar a Dios (Sal 149:3).
Utilizado en la danza (Jer 31:4; Sal. 150:4).
Para celebrar victoria sobre el enemigo (Ex 15:20, Is 30:32).
Banderas y pendones:
Elemento de victoria en medio de la batalla.
Símbolo de señorío del Señor.
Tomar territorio (Is 59:19; Sal 20:5; Is11:12)
Streamers o cintas:
Representa en la danza el río de Dios y restaurado para glorificarlo (Is 30:25).
Se utiliza en la guerra espiritual (Is 30:33)
Mantos (Is 61: 3, 10):
Símbolo de unción y autoridad (1R 19:2,19; 2 R 2: 9-14)
El baile en la Biblia
Los adventistas y otros cristianos conservadores se han opuesto en general al baile como práctica social, tan popular actualmente. Sin embargo, el salmista en dos ocasiones invita a los creyentes a alabar a Dios “con danza” (Salmo 149:3; 150:4). ¿Significa esto que el baile es apropiado para los cristianos dentro de la iglesia pero inaceptable fuera de ella?
Muchos ven en esos pasajes de los Salmos el respaldo bíblico para la danza religiosa en la iglesia y el baile social fuera de ella. La idea sobre la que elaboran su razonamiento supone que si el baile en la Biblia forma parte del culto y la adoración, ello significa que aquél representa una legítima forma de diversión social. Esta presuposición está basada en una lectura superficial de los dos textos mencionados y en la falta de comprensión de la naturaleza social del baile en la Biblia.
Los eruditos discuten la traducción del término hebreo mekovl como “danza” en Salmo 149:3 y en Salmo 150:4. Mekovl deriva de kovl, que quiere decir “abrir” o “inaugurar”,1 una posible alusión a un instrumento musical de tubos.
De hecho, algunas versiones de la Biblia toman en cuenta esta etimología y ofrecen otra traducción en el margen.
Esa lectura marginal se apoya en el contexto de ambos pasajes, donde la mención de mekovl ocurre dentro de una lista de instrumentos dedicados a la alabanza al Señor. Como el salmista está enumerando todos los instrumentos que pueden ser usados en la alabanza, resulta razonable asumir que mekovl es también un instrumento musical. El paralelismo de expresiones, tan típico de la poesía hebrea, contribuye a afirmar esta conclusión.
Además, el lenguaje figurativo de estos dos salmos difícilmente pueda admitir una interpretación literal de una interpretación igualmente literal del baile. El Salmo 149 anima a los fieles a alabar al Señor en los “reclinatorios” y con “una espada de dos filos en sus manos”, obviamente, descripciones figurativas. Del mismo modo en el Salmo 150. El propósito de esos pasajes no es especificar el lugar y los instrumentos que van a emplear para alabar al Señor durante el servicio divino. Tampoco se proponen ofrecer una licencia para bailar ante el Señor en la iglesia. En todo caso, tienen el propósito de invitar a la alabanza.
David fundó el servicio de la música en el Templo. Instituyó no sólo los tiempos, el lugar y las palabras para la participación del coro levítico, sino que “hizo” también los instrumentos musicales que iban a ser usados en ese servicio especial (1 Crónicas 23:5; 2 Crónicas 7:6).
Los dos instrumentos que acompañaban a los coros levíticos eran la lira y el arpa, que eran llamados “instrumentos de música” (2 Crónicas 5:13) o “instrumentos de música para Dios”(1 Crónicas 16:42). Su función era acompañar a los cantos de alabanza y gratitud al Señor (1 Crónicas 23:5; 2 Crónicas 5:13).
Garen Wolf dice: “Los instrumentos de cuerdas eran usados ampliamente para acompañar los cantos, dado que ellos no cubrían la voz o la ‘Palabra de Jehová’ que se estaba cantando”.2
La Biblia habla de baile o danza 28 veces. Cada referencia está relacionada con una celebración social de eventos especiales, como una victoria militar, un festival religioso, o una reunión familiar. Las danzas podían ser procesionales, circulares o estáticas. Eran protagonizadas mayormente por mujeres y niños que bailaban separados.
Las Escrituras no indican que hombres y mujeres bailaran románticamente juntos como las parejas lo hacen hoy. H. M. Wolf señala: “Aunque no se conoce en detalle el estilo de baile, es claro que generalmente los hombres y las mujeres no bailaban juntos, y no hay evidencia real de que lo hayan hecho alguna vez”.3
Los que apelan a las referencias bíblicas relativas al baile para justificar el baile romántico contemporáneo dentro o fuera de la iglesia están ignorando la significativa diferencia existente entre ambos. En otras palabras, aplicar la noción bíblica sobre la danza al baile moderno es, por lo menos, intencionadamente equivocado.
Por: Rev. Victor Michaels Rivera
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