EL PLACER DEL MATRIMONIO CRISTIANO PARTE II

II. NO COMPARTAS LO QUE TIENES
(Pr. 5:17)

A. LA PERVERSIDAD DE LA SEXUALIDAD

1. Una de las grandes perversidades más atroz de la sexualidad es el intercambio de parejas. Al parecer esto no es una costumbre de nuestros días pues por algo El Rey Salomón declara en el: “Sean para ti solo,
Y no para los extraños contigo”.

2. Se ha dicho que hay tres cosas que un hombre nunca debe intercambiar:
o El cepillo de diente.
o La pluma fuente de antaño o el carro de hoy.
o La mujer que tienes.
Es lamentable que la falta de intimidad en los matrimonios de hoy y su falta de amor y creatividad les lleve a tomar decisiones como estas involucrando a sus propias esposas en un intercambio de parejas.

3. La Palabra de Dios nos llama a buscar intimidad entre los cónyuges y una pureza en nuestra relación. Es bueno aquí recordar lo que dice Hebreos 13:4 cuando dice: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.

B. LA IDEA DE POSESIÓN EN UNO DEL MATRIMONIO CRISTIANO

1. El apóstol Pablo estableció la manera en que los casados deben entender la posesión de su cuerpo cuando dice en 1 Corintios 7:1-5: “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; 7:2 pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 7:3 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 7:4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 7:5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

2. Muchos matrimonios no encuentran el verdadero placer de su relación porque no han aprendido que cuando nos casamos nuestro cuerpo pasa a ser en el más puro de los conceptos a la posesión de nuestro cónyuge para deleitarle siempre como Dios desea.

3. Cuando un creyente ve pornografía, ve películas donde su mente y sus pensamientos le llevan a pecar están compartiendo su cuerpo con otros y el texto en el cual se nos da el consejo hoy dice: “Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo”. Cuídate de no usar tu cuerpo ni el cuerpo de tu cónyuge con extraños.

CONTINUA....... .

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